Todo lo que necesitas saber sobre los combustibles fósiles
Si alguna vez te has preguntado por qué la luz de tu casa depende de petróleo o gas, estás en el lugar correcto. Los combustibles fósiles son recursos naturales que se formaron hace millones de años a partir de restos orgánicos. Hoy los usamos para generar electricidad, mover autos y producir plásticos. Pero su uso también tiene un precio: emisiones de CO₂, contaminación del aire y dependencia de importaciones.
¿Cómo funcionan los combustibles fósiles?
El proceso es simple. Cuando quemas carbón, petróleo o gas natural, liberas energía en forma de calor. Ese calor se transforma en vapor o en movimiento mecánico que acciona turbinas, generando electricidad. En los vehículos, la combustión impulsa el motor, convirtiendo el combustible en movimiento. En Chile, gran parte de la generación eléctrica todavía proviene de centrales térmicas que queman gas natural importado.
Esta manera de producir energía es barata y fácil de usar, por eso domina el mercado. Sin embargo, cada kilovatio‑hora que sale de una planta fósil lleva consigo toneladas de dióxido de carbono que se suman al efecto invernadero. Además, la extracción de estos recursos a menudo genera impactos locales como derrames de petróleo o contaminación de ríos.
¿Qué opciones hay para reducir su uso?
La buena noticia es que la transición energética ya está en marcha. En Chile, la energía solar y eólica crecen rápido gracias a la abundancia de sol y viento. Cada vez más hogares instalan paneles solares y empresas invierten en parques eólicos. Estas fuentes no emiten CO₂ y reducen la dependencia de importaciones.
Otra alternativa es mejorar la eficiencia. Cambiar a bombillos LED, usar electrodomésticos de bajo consumo y optimizar la aislación de casas corta la factura y la demanda de energía fósil. En el transporte, los autos eléctricos están ganando terreno; la red de carga se amplía y los precios de los vehículos bajan.
Para los sectores que aún necesitan combustibles fósiles, como la industria pesada, hay opciones en desarrollo: hidrógeno verde, captura y almacenamiento de carbono, y biocombustibles producidos a partir de residuos agrícolas. Estas tecnologías aún son caras, pero los gobiernos y las empresas están invirtiendo para que sean más asequibles.
En resumen, los combustibles fósiles siguen siendo una parte importante de la matriz energética, pero cada día hay más alternativas limpias y eficientes. Con pequeños cambios en casa y decisiones informadas al comprar, puedes contribuir a reducir la demanda de petróleo y gas. La clave está en combinar energía renovable, eficiencia y nuevas tecnologías para lograr un futuro con menos contaminación y mayor independencia energética.