El inesperado duelo de 2019: Belgrano cae ante Real Pilar en Copa Argentina
Casi nadie apostaba en serio por una sorpresa, pero el fútbol argentino no lee estadísticas. Ese 27 de julio de 2019, Belgrano de Córdoba pasó del favoritismo al asombro en la Copa Argentina. Aquel cruce frente a Real Pilar no era solo la primera vez que ambos se veían las caras, era un choque de historias dispares: por un lado, un club clásico del interior con años en torneos de Primera; por el otro, un conjunto joven y ascendente de Buenos Aires que ni siquiera figuraba en los planes de los grandes.
El partido se jugó en el estadio de Real Pilar y, pese a que el Pirata tenía en la plantilla nombres con más experiencia y rodaje en campeonatos nacionales, terminó yéndose sin respuestas ni goles: fue victoria por 1-0 para el local, un resultado que hizo ruido por todo Córdoba y que para Pilar fue puro festejo. ¿El autor del único tanto? Una jugada aislada, resolutiva, suficiente para dejar al gigante herido y alimentar ese gen romántico de las hazañas coperas.
Un precedente que marcó el historial y una revancha esperada
Aquella derrota caló hondo en la memoria celeste. Era la primera vez que se medían y, de inmediato, el encuentro pasó a ser referencia obligada para los hinchas de ambos clubes. Los de Real Pilar aprovecharon la ocasión para colgarse la etiqueta de matagigantes, mientras que en Belgrano no quedó otra que asumir la lección y esperar una revancha que parecía lejana.
Durante los años siguientes, ese enfrentamiento se citó en cada previa de la Copa Argentina si alguno de los dos equipos asomaba en el cuadro. Pasaron casi seis años hasta que volvieron a cruzarse en abril de 2025. Esta vez, el escenario se invirtió: Belgrano llegó más preparado, tomó nota de los errores pasados y logró una victoria clara por 3-1, sacándose la espina que había dejado aquel primer cruce. El historial entre los dos clubes, tan breve como intenso, suma un capítulo de sorpresa y otro de revancha, condensando la esencia imprevisible del fútbol nacional.
Estos partidos, aunque escasos, son perfectos para entender el ADN de la Copa Argentina: todo puede pasar, la historia se teje una jugada a la vez y ningún equipo, por chico que sea, está escrito de antemano.
